Lunes de la 5ta. semana de cuaresma 2018

De acuerdo con el Tao-Te King, un antiguo texto de sabiduría china, el vivir correctamente depende de la sabiduría; y la sabiduría consiste en una paradoja tan radical como la que encontramos en las Bienaventuranzas y el significado de la historia de la vida y muerte de Jesús. 

El Tao-Te King, como Jesús, utiliza un lenguaje familiar, no un tono intelectual pomposo.

Treinta rayos unidos en el centro de una rueda

Es precisamente donde no hay nada,  que encontramos la utilidad de la rueda…

Golpeamos para quitar puertas y ventanas

Es precisamente en estos espacios vacíos que encontramos

La utilidad de una habitación.

La palabra “precisamente” es esta traducción llama nuestra atención. Nosotros respetamos y demandamos precisión, la palabra correcta, el reporte financiero exacto, la correcta evaluación de la situación. Los negocios y los gobiernos gastan fortunas tratando de lograr la apariencia de precisión. Es la nueva “virtud” y un valor universal en una era donde todo probablemente debe ser útil.

Utilizado en el contexto de esta sabiduría, en una metáfora poderosa pero mundana, sin embargo precisión no es lo mismo que una prueba científica. Porque el método científico es nuestro valor más alto, es fácil desechar palabras como las de arriba como una visión de sabiduría folclórica. Podemos leerlo en el tren rumbo al trabajo o en la noche en la cama, pero no nos sentimos desafiados a aplicarlo a la forma en que vivimos o manejamos nuestras instituciones.

Nuestro sistema de valores materialista gira en torno a lo verificable y útil. ¿Cuál es el punto si algo no produce beneficios obvios? Naturalmente, la sabiduría trata de hacer la vida mejor pero no necesariamente obvia. Lao Tze y la historia del evangelio en la que nos meteremos la próxima semana hacen un punto muy disruptivo. Lo más útil puede ser lo menos obvio.

La meditación es el camino a la sabiduría. Es un camino angosto, en el significado que le dio Jesús cuando dijo que el camino hacia a la vida es angosto. Pero su estrechez produce una inmensa expansión de la misma forma que dos líneas convergentes, que se juntan en un solo punto, rebotan hacia una trayectoria que se expande infinitamente. Un punto es infinitamente pequeño, tiene posición, pero no magnitud.

Es como el vacío de una ventana o el centro de una rueda, como la misma muerte.

Tenemos una deuda inmensa con los transmisores de sabiduría en todos los campos, quienes ilustran esto de forma que lo podamos entender, aun por unos momentos pasajeros antes de que lo volvamos a olvidar. Tales maestros de sabiduría no son como consultores locuaces que cobran por palabra o por lo largo del reporte. Ellos dicen todo en casi nada.

En tal punto debo parar, en mi fallido intento de minimalismo de Cuaresma.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción: Guillermo Lagos (WCCM México)

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