Miércoles de Semana Santa 2018

He estado leyendo la biografía de Kafka las últimas semanas, son tres volúmenes y me encontré caminando lentamente a través de ella. Kafka llevó una vida de pocos eventos que giraba alrededor de unas cuantas compulsiones obsesivas, incluyendo su irreprimible necesidad de escribir y su oído perfecto para la literatura.

Esta compulsión por escribir hizo de este abogado de seguros que no podía comprometerse a amar o escapar de sus padres, un profeta de la era moderna. Su percepción sobre el efecto deshumanizante de la burocracia y el sentimiento de opresión y enajenamiento causados por la vida contemporánea, nos sigue hablando con una intensidad conmovedora.

En “El Proceso”, Kafka describe la enfermiza influencia de las estructuras del poder injusto que oprimen al inocente. El relato de la Pasión de ese simulacro de juicio en que Jesús es condenado a muerte evoca el mismo escenario de pesadilla cuando la paranoia se ve expuesta como no imaginaria y vemos que en realidad somos el objetivo inocente de enemigos malévolos.

Pero con Jesús, esta pesadilla de persecución, tan real como una purga stalinista, no lo desborda como víctima inocente. Esto es porque El simplemente no se permite a sí mismo identificarse como víctima. El es un sacrificio. Y entonces las cosas cambian y hay un resultado diferente.

Para una persona religiosa  –  de cualquier fe  – la complicidad de las autoridades religiosas en la injusticia cometida contra Jesús es profundamente perturbadora. Igualmente, para el pastor luterano Dietrich Bonhoeffer, fue la sumisión de las iglesias cristianas con los nazis. En estos casos vemos – como la alianza de la Iglesia Rusa con el régimen político  –  cómo el poder, la falsa prudencia y el privilegio corrompen la fe.

El poder es un flujo de energía. Si, desde la fuente que sea, surge con el virus de corrupción, lo lleva a todas las partes del sistema. Cuando la monstruosa corrupción del poder se voltea contra él, Jesús la confronta racionalmente (Si no he dicho algo malo ¿Por qué me pegas?), ecuanimidad y silencio. Su propio poder, fluyendo directamente de su fuente, confronta y enfrenta el poder corrupto y sistémico detentado por aquellos que lo han declarado ser el enemigo.

Cuando el poder se corrompe, las sombras más obscuras salen a la superficie de la naturaleza humana, desde arriba a abajo de la jerarquía. El sadismo de los campos de exterminio, Srebrenika, la inhumanidad de Guantánamo autorizada por civilizados políticos en el Capitolio, se reflejan en la tortura descrita en el relato de la Pasión.

Pilato, el consumado y exitoso político, es la burla de esta confrontación entre el poder puro y el corrupto. Su escalofriante pregunta “¿Qué es la verdad?” se responde a sí misma cuando se lava las manos de la injusticia que acaba de permitir. Todo sistema de poder después verá  –  y se encontrará perturbado por siempre  – a las víctimas inocentes como los únicos capaces de dejar atrás este drama de corrupción con integridad.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción: Enrique Lavín (WCCM México)

 

 

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