Cuaresma 2012. Sábado 2do. de Cuaresma.

¿Qué tienen en común una oveja perdida, una moneda de Plata perdida, y un hijo perdido?  Todos ellos se han perdido, por supuesto; pero también en las parábolas de Jesús,  todos ellos son encontrados. Su re-descubrimiento produce gozosas celebraciones. Las personas que pierden y encuentran quieren y necesitan compartir su alivio y alegría reuniendo a todos sus amigos y vecinos.

 

La felicidad, como el temor, la ira y la tristeza, producen contagio y, aunque por diferentes razones, son un llamado a compartir. Si se trata de estados negativos deseamos compartirlos porque son destructivos; tal vez sentimos instintivamente que si los guardamos ellos nos destruirán más rápidamente pero si los compartimos se disolverán.

Pero si la felicidad no la compartimos, disminuirá así como también nosotros disminuiremos.

Las fiestas y celebraciones son esenciales para la felicidad humana porque nos permiten compartir lo que es en sí mismo fruto de participación en el ser. Las personas que rehusan ir a una fiesta, como el celoso hermano mayor  de la parábola, son vistos como negadores de la vida. Los rebeldes algunas veces actúan como si participaran de una fiesta de miserias para destruir la diversión de los demás.

Aunque vivamos el espíritu del evangelio no excluyamos a aquellos que parecen condenados a ser excluidos por los demás o que se han excluido a sí mismos. Celebrar la vida incluye la compasión que sentimos – y mostramos – a aquellos que no pueden celebrar. No podemos ser felices excluyendo a los que no son felices.

Al excluir perdemos. Al incluir encontramos. Abrazando a aquellas personas desagradables logramos una visión más profunda (experiencia) en la naturaleza de la felicidad. Vemos entonces que esto no tiene que ver tan solo con el recuperar lo que perdimos o de disfrutar un buen día. Algunas cosas que perdemos no las volvemos a recuperar. Tenemos buenos días y malos días. La felicidad –  ese tipo de felicidad que no se pierde aunque perdamos algo precioso – pues no se trata de tener, se trata de ser. No se trata de estar contento o triste.

Se trata de ser lo que somos.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción de Teresa Decker

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