Cuaresma 2019: Jueves de la 4ta. semana

Jueves de la Cuarta Semana de Cuaresma Juan 5: 31-47

La aprobación humana, nada significa para mí. Sigue leyendo.

He sido tentado, sin lugar a dudas como muchos otros en tiempos recientes, a dejar de seguir las noticias. En primer lugar, hay una enorme cantidad de historias sobre el fracaso: sobre liderazgo, construir consensos, respetar al bien común, ocuparse de los más vulnerables protegiéndolos de los disfuncionales y corruptos. Existe también una sensación de que lo que escuchamos como “noticias” son versiones que están considerablemente distorsionadas e incompletas de los eventos  y de lo que los actores principales piensan. He concluido que, sin importar cuán frustrante y decepcionante sea el estado de las cosas a nivel nacional y global, tenemos una responsabilidad, como miembros de la familia, a mantener cierto nivel de conocimiento e involucrarnos en todo, aun si a veces parece una mala telenovela.

Tal vez en una ermita en la profundidad del bosque, fuera de la civilización, podamos ser excusados de seguir al tanto de las noticias, pero eso sería porque en el nivel más profundo de compañerismo humano estaríamos presentes para todos, en una forma misteriosa, aun influyente. Ramana Maharashi, quien pasó la mayor parte de su vida en un estado de samadhi, de contemplación, nunca salió de su ashram. Siguió la misma rutina personal todos los días. Mucho vinieron a verlo y a sentarse con él en su silencio amoroso. Una vez un visitante preguntó por qué no viajaba y llevaba su paz a los rincones del mundo. Ramana sonrió y contestó “¿Cómo sabe usted que no lo hago?”

Pero mortales ordinarios como nosotros necesitamos equilibrar, en las fluctuaciones del tiempo, tanto el trabajo contemplativo como el activo, para ser en lugar de hacer. Corremos el riesgo de estar cada vez más ocupados y llenos de ruido y cada vez menos y menos realmente útiles. Corremos mucho, pero cubrimos poco terreno. Trabajamos intensamente, pero producimos menos buen trabajo.

Mucho de la ocupación moderna y la confusión gira alrededor de un ego no integrado. Los problemas de personalidad y los chismes ocupan cada vez más espacio en las noticias sobre aquellos que tienen la responsabilidad por cuenta nuestra de manejar las instituciones y mantener seguro al mundo. La excesiva ansiedad sobre la aprobación humana - lo que la gente piensa de nosotros - perturba el desapego que necesitamos para hacer buenos juicios y servir en su nombre. Esto es dramáticamente verdadero en el caso de los líderes, pero también en forma mística para todos, porque formamos un solo cuerpo social en el cual cada individuo está conectado con todos los demás.

Estar desapegado de la aprobación humana tiene un sentido positivo, pero también uno negativo. Negativamente, significa que hacemos lo que nos plazca: mentir, engañar, extorsionar y destruir, y no nos importa lo que la gente diga, porque sencillamente podemos negarlo siempre o eliminar la oposición. Este es el destino de los líderes solitarios quienes han perdido su soledad, ganando el mundo a costa de su verdadero ser.

Pero el sentido positivo significa que estamos desapegados, no desconectados. No estamos absortos en las multitudes agitadas de humanidad, nos mantenemos afuera. Sin embargo, vivimos conscientemente en la comunidad de la humanidad. Mientras más desapegados estemos, más compasivos somos en el corazón de la sociedad.

Esta es la sabiduría de la historia que nos transmite los últimos días de Jesús, una historia que nos está preparando para contarla otra vez y escucharla de nuevo al acercarse a su fin la Cuaresma. Es una historia única. Sin embargo, aun si no obtiene una buena parte de la aprobación humana, la sabiduría es universal. Como dice Lao Tse, el sabio “sabe sin tener que agitar, logra sin tener que actuar”.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción: Guillermo Lagos, WCCM México

 

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