Cuaresma 2012. Sábado de la 3ra. Semana de Cuaresma.

Energía. Existe una variedad infinita. Ni siquiera nos podemos imaginar la mayor parte de sus formas, así como la energía oscura del cosmos. Recargamos baterías, dormimos de noche, tenemos días buenos y días no tanto. Las organizaciones quedan estancadas o están repletas de vida.  La energía puede ser discreta, como el rumiar de las vacas en un tiempo y espacio propio de ellas, o tensa, como la tensión impaciente de un atleta en el entrenamiento de último momento.

Existe una energía física y una energía de una palabra recordada, cruel o cariñosa, que permanece en la mente y forma la química eléctrica de nuestro ser entero durante días.

Más que esto, podemos a veces vislumbrar que no somos tan solo recipientes o  canales de energía, no solo receptores y transmisores. Tampoco somos más, ni menos que una forma de energía que está en permutación constante.  En aquellos momentos de perspicacia sentimos como dice el salmista, la “maravilla de nuestro propio ser”. Vemos que nuestra propia energía está en un estado de flujo con todas las formas de energía.  Pertenecemos al mundo de flujo y reflujo en relación a la fuente que no podemos ver ni imaginar y sin embargo es siempre presente.

Es en la quietud cuando experimentamos la energía en su forma más simple y pura. Nos acercamos a su fuente y nos damos cuenta que su fuente es nuestra fuente, nosotros mismos e incluso una infinidad de otros seres.   Pasar  por la experiencia de identidad-sin identidad es amor y luego sabemos que la esencia de esta multitud de formas de energía es amor.

Increíblemente, podemos olvidarlo tan pronto como lo comprendemos.  Por eso debemos meditar cada día de nuestra vida para no olvidarnos de estar completamente vivos.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción de Mary Meyer

 

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