Cuaresma 2012. Domingo de Ramos

Nuevamente las cortinas se levantan y empezamos a narrar ritualmente y revivir interiormente los grandes eventos que ocurrieron durante unos pocos días hace ya mucho tiempo. El mundo no se paró cuando sucedió.  Sólo simbólicamente el sol se oscureció y se rasgó el velo del templo. 

 

Las vidas emocionales y laborales de las personas continuaron como de costumbre después del corto y trágico drama de la humillación y extinción de un peón sin poder en la política mundial. Un corto juicio para el show, tortura pública para mantener a las multitudes satisfechas, otra ejecución de un activista religioso (o político) que destelló brevemente en la imaginación popular y luego perdió el favor de la gente y se hundió entre las olas más grandes de los asuntos públicos e inquietudes personales.

Sus amigos cercanos huyeron para salvarse, desilusionados y quizás hasta enojados con él. Fue abandonado para morir, con sólo su madre, un discípulo a quien amaba y unas pocas mujeres leales al pie de su cruz.  

Y aquí estamos en el 2012 contando otra vez la historia desde las ligeramente fragmentadas pero inolvidables narraciones escritas varias décadas después. No tenemos sus propias palabras excepto en traducciones. El no escribió nada por sí mismo. No sabemos lo que le gustaba para desayunar o quién pensaba él exactamente que era.  El está más presente que cualquier otra figura histórica o ficticia y aún así, cuando lo miras de cerca, se vuelve transparente y desaparece.  Si lo encontramos somos cambiados, pero no podemos conseguir asirlo.

Estas inconsistencias y paradojas que tanto irritan a la mente racional cuando opera aisladamente, son el medio para una gran transmisión.

Los niños a quienes gusta una historia y las personas que reconocen el valor de una gran obra de arte, son felices de repetirla indefinidamente. En esta historia la misma repetición es un acto de fe que fortalece la fe y por tanto clarifica la visión.

Tiene más poder actuar teatralmente la historia que sentarnos como una audiencia pasiva. En esta historia no hay meros observadores.

Tenemos un limitado número de oportunidades en una vida para volver a representar el drama y penetrar su significado.  No saber cuántas oportunidades es parte del proceso que nos conecta con el que sufrió y murió pero no está muerto. 

Laurence Freeman OSB

Traducido por Javier Cosp Fontclara

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