27 de septiembre 2020

                                                          Photo by Pete Nuij on Unsplash

Fragmento de John Main OSB, “Straying from the Mantra”, THE HEART OF CREATION (New York: Continuum, 1998), pág. 10


La meditación y el constante regresar a ella, cada día de nuestra vida, es como un pasillo hacia la realidad. Una vez que conocemos nuestro lugar, empezamos a ver todo bajo una nueva luz porque nos hemos convertido en quienes somos en realidad. Y convirtiéndonos en quienes somos en realidad, podemos ver ahora todas las cosas como son y así empezamos a ver a todos los demás como son en realidad. […]

La meditación se practica en soledad, pero es una magnifica forma de aprender a estar en relación. La razón de esta paradoja es que, habiendo contactado con nuestra propia realidad, tenemos la confianza existencial para ir a otros, encontrarnos con ellos en su nivel real. Y así el elemento solitario en la meditación es misteriosamente el verdadero antídoto contra la soledad. Habiendo contactado con nuestra conformidad con la realidad, ya no nos sentimos amenazados por la otredad de los demás. No estamos siempre buscando por nuestra afirmación. Estamos buscando el amor, buscando la realidad en el otro. En la experiencia de encontrar la realidad del otro, encontramos nuestra propia existencia enriquecida y profundizada.

 

Después de la meditación: “The Great Bird of Love” por Paul Zimmer en THE GREAT BIRD OF LOVE (Chicago: University of Illinois Press, 1989), pág. 58

Quiero convertirme en un pájaro nocturno 
Llamado El Zimmer, crecer engranajes intricados
Y tendones, apuntar mis alas en corrientes ascendientes, 
Rotarlas hacia abajo con un movimiento 
Que me eleva lentamente hacia las estrellas
Para volar encima de los problemas de la tierra.
Cuando me elevo la luna brillará pasando
Mi hombro y deslizando por arroyos 
Como un pez luminoso. 
Quiero que mi llanto sea enorme y melancólico,
El movimiento melancólico de mis alas
Para plegarse y desplegarse en la creciente penumbra.

La gente verá mi silueta desde sus 
Ventanas y serán confortadas, 
Sabiendo que, aunque oprimidos, 
Ellos son apreciados y vigilados,
Pueden voltearse y besar a sus hijos,
Arroparlos en su cama y decirles:

        Duerme bien.
        Nada te hará daño en la noche,
        En cielo estrellado
        El Zimmer vuela.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos