Viernes Santo 2012

Cómo puede referirse  como bueno o santo a un día en el que un hombre inocente y bueno es declarado culpable de un cargo inventado, traicionado y abandonado por sus amigos, rechazado por la gente a quienes habló con la verdad, mental y físicamente torturado, crucificado y muerto?

El primer rasgo de bondad se encuentra en su modo de aceptación. Cuando nos pasan cosas malas nosotros podemos intentar negarlas o ellas nos pueden convertir en gente amargada y odiosa buscando revancha.

Claramente esto último no sucedió en este caso. Brotando del profundo pozo de bondad y amor que surge para otorgar  a sus opresores el perdón y abrazar lo vivido con una ecuanimidad de alma ,  transformó lo malo que le hicieron a él en  bien para otros.
 
“Solo Dios es bueno” le dijo al joven rico que buscaba la vida eterna pero estaba empantanado en sus posesiones.
 
Otra señal de bondad en los eventos hoy recordados, es el efecto transformante que tiene en los demás. Comenzó en el momento histórico cuando ocurrió y continúa, ciertamente continúa acumulándose en sus efectos. Hoy una nueva consciencia penetró en el reino humano que ha comenzado a socavar las raíces de la oscuridad en el alma humana, la que nos lleva a  hacer tales cosas inhumanas a los demás olvidando quienes somos y olvidando que la fuente del ser divino está dentro da cada uno de nosotros.
Aun ante los hechos más terribles podemos respirar con  alivio cuando han pasado. En este caso podemos ver que el hecho mismo tiene mucho que ver con elevar a la humanidad del ciclo de violencia en que hemos caído y que es nuestro pecado original. Una violencia que se originó con la angustia de Cain y el  ilusorio sentimiento de que no somos amados 
 
En la montaña de la Isla Bere se eleva una cruz, quieta, firme, brillando en la noche, llena de fe callada.  No lejos de ella alguien ha montado ilegalmente una turbina eólica. El molino de viento gira como el ego al viento dando un beneficio a corto plazo a costa de una mayor integridad. La cruz tiene más energía que el ego y contemplarla en nuestras vidas, abrazar  su efecto transformante, es lo que hace de este Viernes, un Viernes Santo.
 
Laurence Freeman OSB
Traducción por Marta Geymayr
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