Sábado después del miércoles de ceniza

La ceniza del miércoles viene tradicionalmente de quemar las ramas del Domingo de Ramos del año anterior. El ondear de las palmas en las calles de Jerusalén dando la bienvenida a la entrada triunfal de Jesús. Un día después estaban gritando "crucifícale". Todo gira. Quemar las palmas es como quemar recuerdos. Sigue leyendo.

A las potencias coloniales europeas todavía les cuesta soltar el imperio, tragándose la vergüenza del imperialismo. Por eso les cuesta acoger a los hijos de los pueblos colonizados como parte de su familia. Los recuerdos individuales también se aferran a nosotros. La lucha con el ego es la misma, en el individuo y en la nación.

Pero la vida siempre comienza. Esta vez, que sea más simple, humilde y amable. Una nueva actitud ante la nueva vida. Salpicada a diario de pequeños actos de bondad, despojándose del proteccionismo, la dominación y la explotación. La opción siempre está ahí: llegar el Reino de Dios, ser acogido/a en el reino de Dios, cambiado/a. Hay una segunda oportunidad infinitamente disponible: Dios no es como nosotros, pero quiere que seamos como él.

La ceniza significa que todo está quemado. Es el último signo visible del pasado. Todo se incendiará de esta manera eventualmente, nos dicen los cosmólogos. Apocalipsis por venir. Hoguera de las vanidades hoy.

No podemos evitar aprender a aceptar la mortalidad: todos los apegos, grandes proyectos, planes, fantasías. Un sacrificio de holocausto ofrecido al único momento real, el presente. Quemado por el mantra. La pérdida es dolorosa pero no violenta. Una transformación por el gran amor que no tiene apego, que no se aferra a nada. La muerte del ego se siente terrible, pero es más suave de lo que tememos. Depende de cuánto tiempo lo resistamos. San Francisco lo alabó: "Alabado seas, mi Señor, por nuestra Hermana Muerte Corporal, de la que ningún hombre vivo puede escapar".

Cenizas en la boca ahora. Pronto la dulzura de la Palabra de Dios en la lengua. El veneno ingerido se convierte en medicina. La meditación nos lleva a la tierra. Dios le dijo a Adán, "eres ceniza y volverás a ser ceniza". La verdad de la impermanencia que posponemos. Como un tema de la agenda que nadie quiere discutir pero que eventualmente se hace cargo de la reunión. El Miércoles de Ceniza se prepara para el Viernes Santo. El miedo también se quema en el fuego del amor.

La Cuaresma es un tiempo de gozoso duelo: pérdida y recuperación, restauración de la verdadera salud. Dejamos las medicinas falsas, los falsos consuelos. Nos enfrentamos a la cruda realidad despojada de decoración. Descubrimos la belleza trascendente, el tesoro en vasijas de barro. El Santo Grial. El secreto del alquimista. La perla de gran precio. El hijo pródigo que regresa. Vida eterna que no ha nacido y nunca puede morir. Nacimiento eterno que consume la muerte.

Nada que temer. No temas a la nada.

Jesús dijo que no te pongas triste por esto, haz brillar tu cara, porque no es triste. Deja que las cenizas se froten. Di el mantra como un amante.

Laurence 

Traducción WCCM Argentina

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