Domingo de Pascua 2012

El angel dijo a las mujeres que lo estaban buscando, El no está aquí, porque ha resucitado. Después de la muerte no lo conocemos en la forma corpórea - lo que incluye la forma de la imaginación. Como en la meditación, El no es lo que pensamos. Como el Reino, no está aquí ni allá.

Después les dijo el angel que vayan a Galilea, en donde lo verán. “Ahora ya les he dicho esto”, concluyó de hecho. No hubo explicaciones, simplemente la proclamación. Tarea cumplida. Cómo podría esto ser cabalmente comprendido o explicado satisfactoriamente?

La tarea ha sido comunicar el hecho y la esperanza. Si esto no fuera verdad, luego de haber visto la posibilidad y escuchado la proclamación, todo el color y la energía se habrían disipado.

Las apuestas de la condición humana se han elevado dramáticamente..

Extrañamente, no podemos decir con exactitud qué han comunicado los primeros Cristianos y qué ha dado forma a la continua cadena de transmisión, desde entonces. Ello fue una experiencia de su Presencia, que no se puede aprehender por medio de la imaginación ni de los sentidos, de un modo que les tocó y les cambió indudablemente, no como un recuerdo o un arquetipo, sino como una presencia personal.

¿Cómo podríamos explicar alguno de los hechos más importantes de nuestra vida?

Las mujeres volvieron e hicieron todo lo que pudieron en esas circunstancias – hablar del hecho a los otros. Yendo hacia el lugar en donde estaban ellos para encontrarlo. No dijo el Angel que El los vería en Galilea? Ellos no están en Galilea. Por qué está El aquí cuando se suponía que los vería allá?  Está El allá  también?

Al verlo comienzan a darse cuenta que ellos estaban en su mente a pesar de todo por lo que había pasado. La muerte, el gran olvido, no le han hecho olvidarlos. Ellos debían valer más de lo que pensaban. El debía ser mucho más de lo que ellos imaginaron. No tengan miedo, les dijo. Es el miedo el que reseca la mente y la hace incapaz de expandirse. Esto es necesario para verlo y darnos cuenta que vivimos ahora de una forma diferente e intrépida. (El angel dijo a las mujeres que no teman). Tal vez tengamos más miedo del que reconocemos a nosotros mismos.

 
El tampoco da explicaciones, solo la experiencia, en sí, de Si  mismo. Ello conduce a una actitud, una nueva prioridad en la vida, que define la vida de sus amigos y discípulos de ahí en adelante – de compartir la buena nueva que cambia la vida – con los demás.
 
Aleluya!  El ha resucitado. Tarea cumplida. Una nueva creación. ¿A dónde nos dirigimos desde aquí?
 
Laurence Freeman OSB
Traducción de Marta Geymayr
 
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