29 de abril 2012

 

De “The Christian Crisis”, THE PRESENT CHRIST de John Main OSB, (New York: Crossroad, 1991), pág. 74-76.

Para ser espiritual tenemos que aprender a dejar atrás nuestro yo religioso oficial, esto es, dejar atrás al fariseo que acecha dentro de todos nosotros, porque como Jesús nos dijo, tenemos que olvidarnos de nosotros mismos. 

 

Todas las imágenes sobre nosotros mismos que tenemos, que salen del febril cerebro del ego, tienen que ser objeto de renuncia y trascendencia, si queremos ser uno con nosotros mismos, con Dios, con nuestros hermanos; esto es ser verdaderamente humanos, verdaderamente reales, verdaderamente humildes.

Nuestras imágenes de Dios deben igualmente ser apartadas. No debemos ser adoradores de ídolos. Curiosamente, lo que encontramos es que ellas se apartan a medida que las imágenes de nuestro yo se apartan también, lo que sugiere que… de todos modos siempre lo supimos, las imágenes de Dios que hemos tenido, fueron realmente imágenes de nosotros mismos.

En este maravilloso proceso de entrar en la plena luz de la realidad, de apartarnos de la ilusión, un gran silencio emerge desde nuestro centro. Nos sentimos envueltos en el eterno silencio de Dios. Ya no le estamos hablando a Dios, o peor, a nosotros mismos. Estamos aprendiendo a ser, a ser con Dios, a ser en Dios. (…)

En el viaje espiritual gastamos más energía para quedarnos quietos que para correr. La mayoría de las personas pasa tanto tiempo corriendo de una cosa a la otra, que les da miedo la quietud y el silencio. Cierto pánico existencial puede superarlos la primera vez que intenten aquietarse… Pero si podemos encontrar el coraje para enfrentar este silencio, entraremos en una paz que está más allá de todo entendimiento.

No cabe duda que esto es mucho más fácil de aprender en una sociedad balanceada y estable. En un mundo turbulento y confuso hay tantas voces engañosas, tantas cosas que llaman nuestra  atención. Pero la visión cristiana es inflexible en su sano juicio, su rechazo al extremismo, en su invitación a cada uno de nosotros a tener el coraje de ser nosotros mismos y no simplemente a responder a alguna imagen de nosotros mismos impuesta a nosotros desde afuera.(…)

Lo que cada uno de nosotros debe aprender en la experiencia de la meditación es que el poder para el peregrinaje está de hecho inagotablemente presente. Sólo nos lleva un escalón de fe conocer eso desde nuestra propia experiencia. Lo importante  para recordar es que un dudoso pero real paso adelante es más valioso que numerosos viajes imaginarios.

 

Después de la meditaciónCharles Bukowski, “About competition”, Sifting Through the Madness for the Word, The Line, the Way (New Cork: HarperCollins, 2003) pág. 75

 

Sobre la competición

 

Cuanto más alto subas

Mayor será la presión

Aquellos que logran soportar

Aprenden que la distancia

Entre la cima y la base es

Obscenamente grande.

 

Y aquellos que tienen éxito

Conocen el secreto:

No hay una sola.

 

Traducido por Isabel Arçapalo.