1 de julio de 2012

Del libro de John Main, “The life source,” tomado de Moment of Christ (New York: Continuum, 1998, pp. 76-79.

Todas las grandes tradiciones espirituales saben que en  profunda quietud el espíritu humano comienza a ser consciente de su propia Fuente. En la tradición hindú, por ejemplo, los Upanishads hablan del Espíritu del Uno que creó el universo así como también mora en nuestros corazones.

El mismo espíritu es descripto como aquel que en silencio nos ama a todos. En nuestra propia tradición cristiana, Jesús nos habla del Espíritu que mora en nuestro corazón y del Espíritu como Espíritu de amor.Del libro de John Main, “The life source,” tomado de Moment of Christ (New York: Continuum, 1998, pp. 76-79.

 

Este contacto interior con la Fuente de la Vida es vital para nosotros, porque sin él no podríamos ni siquiera sospechar el potencial que la vida tiene para nosotros. Lo potencial es que debemos crecer, que debemos madurar, que debemos llegar a la plenitud de la vida, plenitud del amor, plenitud de la sabiduría. El conocimiento de ese potencial es de suprema importancia para cada uno de nosotros. En otras palabras, lo que cada uno de nosotros debe hacer y está llamado a hacer es comenzar a comprender el misterio de nuestro propio ser como misterio de la vida misma.

En la visión proclamada por Jesús, cada uno de nosotros está invitado a comprender lo sagrado de nuestro ser y de nuestra vida. Es por eso que es tan importante dejar un espacio interior para que el espíritu se pueda expandir. En la tradición de la meditación, este espacio para la expansión del espíritu se encuentra en el silencio, y la meditación es tanto un camino de silencio como un compromiso con el silencio… se transforma en un silencio que puede ser tan solo descripto como el silencio infinito de Dios, el silencio eterno. Y es en este silencio que comenzamos a encontrar la humildad, la compasión, el conocimiento que necesitamos para nuestra expansión de espíritu. Hombres y mujeres por todas partes del mundo están comenzando a ver que el crecimiento espiritual, la conciencia espiritual, es la prioridad más elevada de nuestro tiempo. Pero la pregunta es: ¿cómo entramos en este sendero?

Ahí nos damos cuenta  por qué la tradición de meditación es de suprema importancia para nosotros como una tradición de compromiso espiritual… a través de todas las edades y al alcance de nosotros. Lo único necesario es que entremos comenzando la práctica. Debemos poner tiempo… hacernos disponibles para este trabajo de tomar contacto con la Fuente de toda vida y disponer de un espacio en nuestras vidas para la expansión del espíritu. Profundizar la fe y la práctica de la meditación son ambas muy simples. Simplemente decimos nuestra palabra… la repetimos… tomamos contacto con el fundamento de nuestro ser, porque descubrimos que el mantra se encuentra arraigado en nuestro corazón, centro de nuestro ser, y nuestro ser se encuentra arraigado en Dios, centro de todos los seres.

 

Después de la meditación: de Arthur Osborne, Ramana Maharshi y el sendero del auto-conocimiento (York Beach, ME: Samuel Weiser, 1997), pp. 158-59.

Sri Bhagavan dijo, “La gracia del Guru se asemeja al océano. Si se viene con una taza solo se consigue una taza llena. De nada sirve quejarse de la mezquindad del océano. Cuanto mayor es la vasija, más agua podrá contener. Depende por entero de ti.”

 

Traducido por Teresa Decker