La "disciplina" de la Meditación Cristiana con niños

Testimonio de la Hna. ANA PATRICIA PEREIRA, de la ciudad de Londres. Sigue leyendo.

Durante mi carrera de enseñanza siempre estuve muy interesada en alentar a los niños a que hagan momentos de quietud y silencio, para ingresar en el interior de su habitación del corazón y siempre tener un lugar sagrado en casa. Medité con ellos durante algunos minutos al empezar o terminar el día.

Introduje esta práctica en varias escuelas donde trabajé. Creo firmemente que promueve el desarrollo del niño en su totalidad. Pincha más abajo Read more para seguir leyendo.

Más tarde como capellana de un colegio de alumnos internos, introduje la práctica de la meditación en la oración de la noche de los estudiantes de secundaria. Se acostumbraron maravillosamente y pidieron que se repitiera todas las noches. Experimentaron calma, un sentimiento de relajación, sintieron que dejaron ir todo el bagaje impresionante del día.

Gradualmente algunos lideraron el grupo. Era principalmente una meditación guiada que llevaba al silencio. También experimentaron el momento presente. Los resultados fueron muy gratificantes. Primeramente aprendía yo de ellos y ellos en respuesta se relacionaban entre sí de una manera gentil. Mejoraron sus capacidades de escucha, tomaron mayor conciencia de la presencia de Dios en su interior, se conocieron a sí mismos mejor que cuando comenzaron, aunque al principio se sentían incómodos y torpes, riéndose a veces, pero luego de algunas sesiones las cosas cambiaron. Luego de retirarse de la escuela algunos estudiantes volvieron a la práctica de la meditación cuando pasaron por períodos de stress, ansiedad o miedo.

Luego de años utilizando las Escrituras para meditar, realicé un retiro donde el director solicitó a los participantes que usaran un mantra en la meditación. Comencé a interesarme en las enseñanzas de John Main OSB sobre la meditación y decidí escuchar sus charlas y también las que ofrecía el P. Laurence Freeman OSB. Luego de leer varios de sus artículos y libros, medité diariamente usando el mantra, por la mañana y por la tarde. Se transformó para mí en una forma de oración pura que era simple y me llevó profundamente al silencio.

En septiembre de 2009 como capellana en una escuela primaria del Reino Unido, introduje la meditación a los niños de una manera voluntaria a la hora del almuerzo. Muchos se sumaron, abandonando 15 minutos de su recreo. Ya hacia el segundo período del año los niños pedían practicar meditación guiada y otras veces usando el mantra.

Luego participé de una conferencia organizada por la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana en Londres donde los predicadores eran de Australia. Y participé en una jornada de estudio dirigida por Kim Nataraja con Charles Posnett y Patricia Posnett. Fue muy agradable conocer a otros que comparten los mismos sentimientos sobre meditación con niños como lo hago yo, ya que estoy verdaderamente convencida que esta práctica espiritual definitivamente promueve el crecimiento del niño y la niña en su totalidad.

Este año quince niños de seis años pidieron meditar en grupo. Se propusieron meditar durante 5 minutos todas las mañanas y tardes. Algunos involucraron a sus padres. Yo medito con ese grupo todas las semanas, y hablamos y compartimos. Desde el mes de febrero de 2011, sucesivamente 2 niños lideran el grupo con facilidad y confianza. En el verano estarán enseñando a los niños más pequeños y al resto de los amigos esta bellísima forma de orar.

Esta es la manera en que preparan su espacio sagrado:

·        Colocan avisos en el exterior de la habitación para que haya silencio alrededor.

·        Arman el centro con un lienzo especial, una vela, una cruz o un ícono y el pin.

·        Colocan mantas individuales de oración alrededor del lienzo central, especialmente dobladas.

·        Ponen música suave y reflexiva para que los niños se vayan acomodando.

·        Abren las mantas individuales reverencialmente, respetando su espacio sagrado.

·        La música se detiene y se les pide que se sienten derechos con sus ojos cerrados suavemente y sus manos abiertas sobre sus rodillas o faldas.

·        Cantan su canción de inicio.

·        Toman conciencia de su respiración.

·        Se hace sonar el pin tres veces.

·        Quietos y callados repiten su palabra sagrada en 4 silabas: MA-RA-NA-TA

·        Luego de los 5 o 10 minutos, dependiendo de la edad del grupo, el pin suena 3 veces y los niños abren sus ojos y cantan la oración de bendición.

·        Doblan su manta de oración reverencialmente y calladamente se dispersan.

La práctica de la meditación ha hecho a los niños más concientes de la presencia de Dios en sus vidas, a medida que entran en su habitación interior (o del corazón) y viven el momento presente.

Pidieron hacer una práctica de meditación antes de sus exámenes de fin de año, y cuando dos niños hicieron su primera confesión en la escuela, uno de ellos preguntó si podían tener una sesión para tranquilizarlos. Fue muy conmovedor verlos interactuando entre ellos y confirmar que muchos frutos espirituales ya eran una realidad.

Juntos aprendimos la importancia de la oración pura y nos nutrimos unos a otros por medio de la creación de espacios sagrados, ya que es en el silencio donde encontramos a Dios y en el silencio donde nos descubrimos.

Hagan que esto ocurra en sus escuelas. Es muy simple. La ansiedad de los niños por encontrar a Dios, los sorprenderá.