3 de noviembre 2013

 
 
Extracto de John Main OSB, “Letter Four”, “LETTERS FROM THE HEART” (New York: Crossroad, 1988), pp 63-64
 
El compromiso de la fe no es solamente intelectual o dialéctico. No es que decidamos “creer” en las ideas de la tradición Cristiana. Más bien tenemos el valor, y en un sentido real, la temeridad de abrirnos a lo desconocido, lo incomprensible y verdaderamente misterioso… Nos damos permiso, en el más amplio sentido bíblico, a “conocer” el misterio o, aún mejor, a ser conocidos por el misterio. Permitirnos hacer esto (una mejor forma de decirlo que decir obligarnos a hacerlo) es seguir el principio fundamental del evangelio de volvernos sencillos, volvernos como niños, despiertos. No es una pequeña razón para maravillarnos que a pesar del hecho que…es tan fácilmente olvidado por aquellos que están la corriente prevaleciente de la tradición, que estos son los dogmas fundamentales del evangelio---la fe no es un asunto de esfuerzo sino de apertura.
 
Debemos ver la fe…como apertura, y verla como una forma de ser positiva, creativa, sensible---muy lejos de  la simple pasividad o quietismo. La efectividad de lo que hacemos depende de la calidad del ser que queremos ser. Estar abierto implica otras cualidades: tal como estar quieto, porque nos podemos estar abiertos a lo que está aquí si estamos corriendo siempre atrás de lo que pensamos que está ahí; tal como estar en silencio porque no podemos escuchar o recibir sino ponemos toda nuestra atención; tal como ser sencillo, porque a lo que estamos abiertos es a la totalidad, la integridad de Dios.  Esta condición de apertura es una mezcla de quietud, silencio y sencillez es la condición de la oración: nuestra naturaleza y ser en completa armonía con el ser y la naturaleza de Dios…
 
La meditación es el camino al estado de ser plenamente humanos, plenamente vivos- El estado al que todos estamos llamados.
 
Después de la meditación, “I thank You God for most this amazing day”, E.E. Cummings, 100 SELECTED POEMS (New York: Grove Press, 1954), pág. 114
 
Te doy gracias Dios por este día increíble: 
por los espíritus verdosos y saltarines de los árboles
y el verdadero azul somnoliento del cielo; y por todo
lo que es natural que es infinito y que es si
Yo quien he muerto estoy vivo hoy,
Y este es el cumpleaños del sol; este es 
el cumpleaños de la vida y del amor y alas:
y del gran suceso de la ilimitable tiercra
cómo debería saber tocar escuchar ver respirar cualquiera-levantado
del no de toda la nada- un mero ser  humano 
dudar del inimaginable Tú?
(ahora los oídos de mis oídos despiertan
ahora los ojos de mis ojos están abiertos)
 
Traducción Enrique Lavin