9 de diciembre 2013

 
PHOTO: LAURENCE FREEMAN
 
Extracto de Laurence Freeman OSB, “Anniversary of John Main, December 30th 1996”, WCCM International Newsletter, Winter 1996
 
Tal vez uno de los dilemas más desconcertantes para la Cristiandad tradicional hoy en día es la forma de comunicar el evangelio de forma no-competitiva en el contexto de las relaciones con otras religiones….Para el Cristiano selecto, esto no tiene sentido. Y sin embargo es lo que está sucediendo a nuestro alrededor todo el tiempo. Y tal vez…el Espíritu está tratando de enseñarnos algo. Tal vez la Cristiandad está aprendiendo que si es verdaderamente universal debe encontrarse y reconocerse en todas las formas de experiencia espiritual y en toda clase de eventos espirituales.(…)
Estamos llegando en la actualidad a un nuevo diálogo religioso, de tolerancia, reverencia mutua y aprendizaje unos de los otros en una forma tal que aquellos que nos precedieron no se pudieron haber imaginado. Además su pertinencia para los Cristianos está atestiguada por el hecho de que es compatible con la personalidad y el ejemplo de Jesús. El no rechazó a personal alguna, toleró a todos y vio el misterio de Dios en todas las personas y la naturaleza. Comió con aquellos que debió haber despreciado; habló con aquellos que debió haber evitado. Estaba abierto a todos como lo estaba a Dios. (…)
 
En Jesús, el tiempo y la eternidad se intersectan, la Palabra se convierte el palabras. Pero la intersección sucede en la pobreza del espíritu humano. La pobreza es el punto “donde el misterio infinito se encuentra con la existencia concreta”. La pobreza no es sólo la ausencia de cosas sino también la conciencia de nuestra necesidad de otros, para Dios. La necesidad humana es universal. Tanto los más ricos y poderosos, como los más pobres y marginados, están todos necesitados.
 
La necesidad es un sentimiento fuerte que surge en respuesta al hecho de la interdependencia. No estamos separados unos de otros ni de Dios. La sabiduría es el reconocimiento de esta interrelación. La compasión es la práctica de esta inter-conexión. En la meditación nos sumergimos a un nivel de la realidad más profundo que el de nuestras mentes guiadas por el ego, superficial, las cuales con frecuencia se encuentran atrapadas en la red de la ilusión de nuestra independencia y aislamiento. Desenmarañarse de esta red es el trabajo diario de la meditación y es también un nuevo patrón de la práctica de la presencia de Dios en nuestras vidas cotidianas, el cual es creado por la práctica diaria de la meditación.
 
Después de la meditación: Meister Eckhart, “The essential Sermons”, cited by Willigis Jager, SEARCH FOR THE MEANING OF LIFE: Essays and Reflections on the Mystical Experiences (Liguori: Triumph Books, 1995)
 
Quién real y verdaderamente tiene a Dios…tiene a Dios en todas partes, en la calle y en compañía con otros, tanto como en la iglesia o lugares solitarios.. Quién tiene a Dios esencialmente presente….capta a Dios divinamente; para él Dios brilla en todas las cosas; todas las cosas saben…a Dios. Una persona no puede aprender esto escapándose,  evitando cosas, y llevándose a sí mismo a una soledad externa; él debe practicar la soledad del espíritu, en donde esté o con quién esté. Debe aprender a abrirse paso a través de las cosas para captar…a Dios en ellas.