22 de junio 2014

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

De Laurence Freeman OSB, “ Forgiveness and Compassion” ASPECTS OF LOVE (London: Arthur James, 1997) pág. 72-74
 
La única forma de aprender a manejar la complejidad de las relaciones humanas es sencillamente aprender a amar. Aprendemos que el amor es la fuerza que unifica en todas las relaciones humanas, ya sea aquellos que están cerca de nosotros o aquellos que nos han lastimado…. o la forma como nos relacionamos con la humanidad en general, al indigente que vemos en la calle o el sufrimiento que vemos a diario en los medios, aprendemos que es el mismo amor que nos une con todas estas situaciones.
 
La única forma de manejar la complejidad de las relaciones humanas es la sencillez del amor. En el amor no juzgamos, no competimos, aceptamos, reverenciamos, aprendemos compasión. Al aprender a amar a otros liberamos la alegría interna que radia a través de nosotros, tocando a los otros a través de nuestras relaciones, Es por esto que las comunidades, familias, no existen exclusivamente para la perfección de aquellos que participan en… esas relaciones. Existen también con el propósito de radiar amor…más allá de sí mismas, radiando alegría, para tocar a todos los que entren en contacto con ellos.
 
Era la visión de comunidad que tenía John Main que la comunidad se logra por el compromiso de cada una hacemos en soledad a las relación más profunda de nuestras vidas, que es nuestra relación con Dios. Es por esto que al aprender a amar a otros adquirimos una nueva percepción sobre la unidad de la creación y sobre la sencillez básica de la vida. Vemos lo que significa que el amor cubre una multitud de pecados. El perdón es la fuerza más revolucionaria y transformadora de la que somos capaces. Nos enseña que el amor es la esencia dinámica de todas las relaciones, las más íntimas, las más antagonistas así como las más casuales. Es la misma ordinariez de nuestra meditación diaria que nos la que nos revela la universalidad del camino del amor.
 
Después de la Meditación, de Tomas Merton, “THE WISDOM OF THE DESERT: SOME SAYINGS OF THE DESERT FATHERS (Boston: Shambhala, 1994) pág. 66-67
 
Un hermano en Scete cometió una falta, y los ancianos se reunieron y enviaron por el Abad Moises para que se uniera con ellos. Él, sin embargo, no quería venir. El sacerdote le envió un mensaje que decía: Ven la comunidad de los compañeros te está esperando. Así que se levantó y partió. Se llevó consigo una canasta muy vieja llena de hoyos, la llenó de arena y la arrastró atrás de él. Los ancianos salieron a recibirlos y le preguntaron ¿Qué es esto, Padre? El anciano respondió, son mis pecados que se están acabando atrás de mí, y nos los veo, y ahora he venido a juzgar los pecados de otros! Ellos escuchando esto, no dijeron nada, pero perdonaron al hermano.