11 de diciembre 2011

 

Un extracto de “Space to be”, “Moment of Christ” de John Main OSB  (Nueva York, Continuum, 1998) pág. 92-93

Para conocernos a nosotros mismos, y entendernos y … para tomar una perspectiva de nosotros y de nuestros problemas, simplemente tenemos que tomar contacto con nuestro espíritu.

 

Toda comprensión de sí mismo surge a partir de la toma de conciencia de que somos seres espirituales, y es el solo contacto con el Espíritu Santo universal que nos da la profundidad y la amplitud para comprender… El camino hacia esto no es difícil. Es muy simple. Pero requiere de un serio compromiso…

La maravillosa revelación que está al alcance de todos, si todos emprendiéramos el camino de la disciplina, es sólo eso, nuestro espíritu está enraizado en Dios, y cada uno de nosotros tiene un destino eterno y una importancia y significado eternos. Ese es el primer descubrimiento que debemos hacer,  la naturaleza que poseemos tiene este infinito potencial para desarrollar y ese desarrollo se obtiene si emprendemos esta peregrinación hacia nuestro propio centro… Está solo allí, en las profundidades de nuestro ser, donde podemos descubrir nuestras raíces en Dios. La meditación es justamente este camino de hacer contacto con nuestro espíritu y es en ese contacto donde encontramos el camino de la integración, donde encontramos que todo en nuestra experiencia se vuelve armonía, todo en nuestra experiencia se juzga y se alinea en Dios.

El camino de la meditación es muy simple. Todos y cada uno de nosotros debemos estar lo más quietos posible tanto en cuerpo como en espíritu… Aprender a meditar es aprender a dejar de lado tus pensamientos, ideas e imaginación y descansar en las profundidades de nuestro ser. Siempre recuerda eso. No pienses, no uses palabras, solamente la tuya, no te imagines cosas. Sólo escucha, repite tu palabra en las profundidades de tu espíritu y escúchala. Concéntrate en ella y ponle toda tu atención.

¿Por qué es esto tan poderoso? Básicamente, porque nos da el tiempo que nuestro espíritu necesita para expandirse. Nos da el tiempo para ser nosotros mismos. Cuando meditas no necesitas disculparte ni justificarte. Todo lo que necesitas es ser tú mismo, aceptar de la manos de Dios el regalo de tu propio ser. Y es en esa aceptación de ti mismo y de tu creación, donde entras en armonía con tu Creador,… el Espíritu de Dios.

 

Para después de la meditación,

de Theodore Roethke “La Rosa” COLLECTED POEMS (Nueva Cork; Doubleday, 1966) pág. 205.

Cerca de esta rosa, en este bosque tostado de sol,  madronas dibujadas por el viento

Sobre los árboles medio muertos, conocí mi verdadero esencia.

Como si otro hombre apareciera de la profundidad de mi ser,

Y quedé mirando desde afuera,

Más allá de llegar a ser y de perecer,

Como siendo totalmente otro,

Como surfeando sobre la salvaje ola de la vida,

Y sin embargo seguí siendo.

Y me regocijé de ser lo que era…

 

Traducción de Isabel Arçapalo