21 de junio 2015

Un extracto de Laurence Freeman OSB, “Salud e Integridad” de la serie de pláticas de Meditatio 2015A Enero-Marzo, págs. 27-28 en wccm.org

El conocimiento espiritual es el resultado de la atención total: “Pon tu mente en el reino de Dios y lo demás te vendrá por añadidura” (Mateo 6:33). El conocimiento espiritual es una forma de percepción que surge de un centro de la conciencia que claro y alerta: “Estad quietos y sabed que soy Dios” (Salmo 46:10) Surge de la quietud más que de la actividad intelectual, y está marcado por ´por las cualidades contemplativas del silencio, quietud y sencillez.

El conocimiento espiritual no es igual a las creencias religiosas. Las creencias religiosas sin el conocimiento espiritual pueden ser vacías y fingidas. El conocimiento espiritual es el resultado de la atención total la que podemos describir como una “condición de sencillez absoluta que cuesta no menos que todo” como la describía la Madre Juliana. ¿Si algo cuesta todo con que nos quedamos? Nada. En las dos parábolas que Jesús utiliza para describir el reino de Dios- el tesoro enterrado en el campo y la perla de gran valor- la persona vende todo, todo para comprar la perla y el tesoro. Existe una relación directa entre no tener nada y tener todo, entre pobreza de espíritu, la primera de las Beatitudes, y el reino de Dios.

Es por esto que soltamos todo. Y es por eso que en todas las grandes tradiciones místicas términos como nada, vacío, pobreza, describen lo que encontramos en el viaje. “¡Nada!¡ Nada!¡ Nada! Dice San Juan de la Cruz; o Casiano:” Por la repetición continua de un solo verso renuncias a todas las riquezas del pensamiento y la imaginación, y arribas con toda facilidad a la primera de las Beatitudes, pobreza de espíritu”. Así que nuestra meditación está en la misma longitud de onda que la sabiduría mística, el conocimiento espiritual.

Después de la meditación: “The Second Music”, por Annie Lighthart en IRON STRING

(Portland, OR: Arilie Press, 2013) citada en The Winter´s Almanac, Junio 15 2015

Ahora entiendo que hay dos melodías tocando,

Una debajo de la otra, una más fácil de escuchar, la otra

Más baja, inalterable, tal vez más fiel por ser menos escuchada

Sin embargo siempre presente.

Cuando todas las otras cosas parecen vivaces y reales.

Esta se disipa. Sin embargo las notas de ella

Tocan gentilmente como las yemas de los dedos, como el sonido

De los nombres que son puestos a los niños al nacer.

Me quiero quedar en esa música sin esforzarme o cubrirme.

Si la verdad de nuestras vidas es lo que está tocando,

El relato es tan suave

Que en este tiempo mortal, este cambio irrevocable,

Se vuelve tan hermoso. Me paro una y otra vez

A escuchar la segunda melodía.

Escucho a los niños en el jardín, un tren, después los pájaros.

Y esto está en ella y después se irá. Dispongo a mí oído a ella como si fuera el corazón.

Traducción: Guillermo Lagos