Segundo sábado de cuaresma, 27 de febrero 2016

Juan el solitario (el mismo que ayer) dijo que el siguiente nivel de silencio es el de todo el cuerpo. Este tipo de silencio se experimenta en primer lugar a través de la quietud física. La instrucción inicial de la meditación nos dice que nos sentemos con la espalda recta, confortables, alertas y que estemos quietos.


En algunas tradiciones la etapa inicial de la meditación puede ser extremadamente dolorosa al requerirse una exigente postura física de piernas cruzadas. Podría ser, en algunas culturas, que eso ayude, pero para muchos es una distracción innecesaria. Mejor sería combinar confort y estado de alerta desde el comienzo. Ello le permitirá llegar más fácilmente a una quietud física con menos distracción. Al ego de la propia pose le gusta jugar juegos. Al principio Ud. puede sentirse el centro de la atención, ya sea porque le pueden ver como un meditador experimentado, o sentirse avergonzado, o tonto. Esos son solo pensamientos y hay que dejarlos ir.

Sin embargo, antes de que hayan pasado unos pocos microsegundos, Ud. sentirá una picazón, comenzará a moverse nerviosamente o - el favorito escape de la quietud - se aclarará la garganta. Todo esto le anuncia a Ud. y a los demás que está todavía en la tierra y es todavía la misma persona de antes. La distracción mental se manifiesta en movimientos nerviosos físicos o en hacer ciertos sonidos. La quietud física demuestra a la mente que ella también puede aquietarse. La quietud nos hace darnos cuenta de que tenemos un cuerpo y que podemos estar cómodos en él. Aunque Ud. sea un fanático de la gimnasia o un fanático del sofá, su meditación le reportará beneficiosos efectos. La relación mente-cuerpo será más amistosa.

John Main dijo que el auto control relacionado a la quietud física puede ser nuestro primer paso para trascender el deseo. ¿Se quiere rascar la oreja izquierda? Buen alivio. Pero en pocos segundos será la oreja derecha la que demandará su atención. ¿Siente que necesita aclarar la garganta? ¿Realmente lo necesita? ¿Está preparándose para un buen estornudo? ¿Debe alentarlo o dejarlo ir? En esas pequeñas decisiones, la senda de la iluminación y el mismo misterio cósmico podrían ser revelados.

La quietud (el silencio de todo el cuerpo) es tan importante si medita solo o con otras personas. La meditación en comunidad aporta la dimensión útil del altruismo. Con otras personas a su alrededor, cuanto más quieto y en silencio esté, más ayudará a los demás en su tarea del silencio y el silencio se vuelve comunitario. Es compartido y por lo tanto se convierte en poderosa energía para desarrollar comunidad. Hacer ruido durante la meditación se convierte en algo individualista, sugiriendo un bajo nivel de consciencia. La experiencia del silencio en un grupo meditando le fortalecerá a Ud. y a su disciplina cuando medita solo.

Una vez hablaba sobre el silencio físico a un grupo grande, y durante la meditación una pobre mujer casi explota luego de una lucha para suprimir la tos, hecho que me sorprendió a mí y a todos. Afortunadamente ella se recuperó, y a partir de allí yo relaciono este importante elemento de la meditación con la virtud universal del criterio propio.

 

Traducción: Marta Geymayr

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