28 de febrero 2016

Extracto de Laurence Freeman OSB, FIRST SIGHT: The Experience of faith (Londres: Continuum, 2011), págs. 6162


La meditación reunifica el haz de luz puro que está fragmentado en nuestra percepción por el prisma del ego. Nos guía a una nueva forma de ver, a una nueva forma de percepción que fusiona la práctica diaria de meditación con la vida diaria y el trabajo, como una forma de fe integrada. Cuando somos niños, al ver algo por primera vez, nos sorprendemos. El mundo está repleto de maravillas no descubiertas y no podemos entender porque nuestros mayores no se sienten impresionados por ellas.

Una vez estaba esperando a que salieran mis maletas por la cinta transportadora en la terminal del aeropuerto. Parecía una espera interminable y yo solo quería salir al aire fresco después de llevar tantas horas de respirar en un ambiente artificial. Entonces noté a un niño mirando la cinta transportadora con total atención. Cuando la luz se prendió y sonó el timbre para anunciar que las maletas habían llegado, su emoción aumentó. Cuando aparecieron sus maletas en la banda anunció la noticia a su papá con una inaguantable alegría y un asombro. Yo solo estaba contento porque mis maletas no se habían perdido otra vez.

¿Quién ha amado que no haya amado a primera vista? ¿Quién no ha visto el mundo por primera vez que no se haya enamorado de él? Pero gradualmente olvidamos esta emoción de la primera vez conforme la vida se convierte en rutina y el estrés filtra la alegría y el asombro. Sin embargo la experiencia de la primera vez es recuperable a otro nivel de percepción. De hecho, sino se recupera fracasamos en nuestro desarrollo. La fe es la capacidad de ver nuevamente por primera vez.

Después de la meditación: un extracto de “Stay with Me a While”, Kabir en LOVE POEMS FROM GOD: Twelve voices form the East and West, tr. Daniel Ladinsky ( New York: Penguin, 2002) pág. 232.

Quédate conmigo un poco más

Viví con ella día y noche—

el Fastidio.

No me refiero a mi esposa o a mi suegra

ambas son ángeles.

Quiero decir la voz en mí que

no me permite sostener

cada momento

como sostuve a

mi hijo cuando nació.

 

Traducción: Guillermo Lagos