Tercer martes de cuaresma, 01 de marzo 2016

Me gustó descubrir un "área de silencio" en un aeropuerto, pero al entrar al salón, encontré a un hombre hablando por teléfono. Nos miramos mutuamente (en silencio) hasta que me dijo '¿Ud. estaba esperando encontrar silencio aquí?'


Siendo un hombre muy sensible, debe haber leído mi mente porque sin agregar nada más, amablemente continuó su conversación afuera. Estuve allí por una hora, y nadie más entró. Así como en los retiros de silencio fácilmente olvidamos que el silencio significa silencio, no solamente privacidad, cada uno con su espacio propio. De hecho, el silencio es una de las áreas más públicas y a la vez, de mayor intimidad en las cuales podemos entrar. El espacio interior de soledad más profunda también está inmerso en el territorio de todos los seres.

El silencio tiene muchos niveles. Juan el Solitario hablaba de 4,  de la lengua, el del cuerpo entero, de la mente y del espíritu, que es el silencio del silencio. Este lo describe como el silencio donde permanecemos quietos y en silencio, movidos solo por el silencio mismo, no por algún pensamiento, aunque sea el más sutil acerca del silencio.

Algunas veces, cuando meditamos somos transportados a un espacio que parece libre de pensamientos y de calma refrescante - como un área de silencio en un ruidoso aeropuerto. Pero luego podrían estar allí un par de personas teniendo una conversación sobre lo que realmente significa el silencio o hasta diciendo que buena idea es la de tener ese espacio. Así, aunque pudiéramos llegar a uno de los niveles más profundos del silencio de la mente, evidentemente (cuando lo ves, es evidente) todavía no lleno de silencio.

El mantra es el camino fiel que lleva al silencio completo. Nos tomará todo el camino. Pero cuanto más se aproxima al fin del camino se vuelve más simple y angosto, no menos sino más amigable y familiar. Se vuelve cada vez más sutil. Eventualmente el mantra, la persona que lo recita y la Misteriosa Presencia en la que lo decimos, se convierten en uno y ese es el silencio del silencio.

Esto parecería sonar como una especie de sistema de grados y muchos de nosotros podemos sentir que ocupamos uno de los niveles más bajos. Esto, sin embargo, es una fabricación del ego. El ego que siempre quiere ser especial y primero. Esta falsa idea de desarrollo espiritual se esfuma a través de la exposición a la fe más allá del tiempo. Lo que emerge en realidad es una toma de conciencia - una sensación humilde - que vivimos y nos movemos, actuamos y hablamos en el silencio completo del espíritu. Todavía no podemos saberlo en profundidad porque los otros niveles de silencio aún no han evolucionado suficientemente.

Pero sabemos sin embargo que el silencio de la Presencia que sostiene todo es real y constante. Eso nos da la motivación para seguir trabajando en los otros niveles de silencio día a día.

 

Traducción: Marta Geymayr

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