26 de junio 2016

Fragmento de John Main OSB, “Being Present Now” de DOOR TO SILENCE (Norwich: Canterbury Press, 2006), pág. 83


La meditación es una disciplina de presencia. A través de la quietud del cuerpo y espíritu aprendemos a estar plenamente presentes con nosotros mismos, a nuestra situación, a nuestro lugar. No es huir. Al estar arraigados en nuestro propio ser nos volvemos presentes a su fuente. Nos convertimos en arraigados al ser mismo. A través de todas las cambiantes circunstancias de la vida nada nos afecta.

Es un proceso gradual. Requiere paciencia. Y fidelidad. Y humildad.

La humildad de la meditación es el poner a un lado todo el cuestionamiento auto-importante. El hacer a un lado la auto-importancia significa el experimentarnos como pobres, despojados del ego, conforme vamos aprendiendo a ser. A estar presentes a la presencia. Aprendemos, no gracias a nuestra inteligencia, sino de la fuente de la sabiduría misma, el Espíritu de Dios.

 

Después de la meditación: “Soaking up Sun”, Tom Hennen en DARKNESS STICKS TO EVERYTHING: Collected and New Poems (Port Townsend, WA: Copper Canyon Press, 2013), Pág. 115

Bañándose en el Sol   

Hoy hace la clase de sol que le gusta a los viejos, la clase

de día en el que mi abuelo se sentaba en el lado sur de

granero de madera en donde la luz del sol calentaba despacio todo

el día como una estufa de madera. Una tras otra las hojas secas

caían. Ningún recuerdo doloroso venía. Todo estaba iluminado por un halo de

luz. Los tallos de maíz brillaban como piezas de cristal. De los

campos y los surcos llegaba un rico aroma de hongos, de cosas

que vuelven a la tierra. Entonces, me sentaba con mi abuelo.

Las ovejas venían hacia nosotros mientras estábamos sentados, su lana aceitosa

se sentía caliente en mis dedos, una nieva mágica y extraña. Mi abuelo tallaba

ramas de manzanos con olor dulce solo para llegar al centro.  Su pulgar

tenía una marca permanente en donde la parte trasera de la navaja

presionaba. Me dejaba escuchar el viento, a los gansos salvajes, el suave

dialecto de las ovejas, mientras su propio silencio me enseñaba todas

las cosas secretas que sabía.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos