11 de Septiembre 2016

Fragmento de “Dearest Friends”, Laurence Freeman OSB en el boletín de La Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, vol. 32 , Septiembre de 2008


Ver la realidad tal como es, o al menos liberarse de algunos filtros progresivamente, es un gran acto de fe. Expresa la confiada cara de la fe porque nuestro apego a las creencias y rituales de nuestra tradición (en lugar de las creencias y rituales en sí mismas) se convierten en un erróneo y falso sentido de seguridad. Y es por eso, que mucha gente profundamente religiosa siente una aversión o antipatía a la meditación porque parece (y ciertamente lo hace) que socava las fronteras seguras que protegen nuestra visión del mundo y nuestros sentido de ser superiormente diferentes de los demás.

El camino de la fe, sin embargo, no consiste en adherirse tenazmente a un punto de vista y al sistema de creencias y rituales tradicionales que lo expresan. Eso lo haría meramente ideológico o sectario, no fe. La fe es un viaje transformacional que exige que nos mudemos a través y más allá de la estructura de nuestras creencias y observaciones externas -sin traicionarlas o rechazarlas pero tampoco quedar atrapados por sus formas de expresión. San Pablo decía que el Camino de la salvación inicia y termina en la fe. La fe es entonces un camino abierto al infinito, desde el inicio de la travesía humana. Obviamente necesitamos un marco de referencia, un sistema y tradición. (Pero) si estamos centrados firmemente en estos, el proceso de cambio se despliega y nuestra perspectiva sobre la verdad continúa aumentando.

 

Después de la meditación: “Who Said This?”, por Mary Oliver in RED BIRD (Boston: Beacon, 2008), pág. 58

Algo suspira algo que

no era ni siquiera una palabra.

Era más como un silencio entendible.

Yo estaba parado

en la orilla del estanque.

Nada viviente, lo que llamamos vivo,

estaba a la vista.

Y sin embargo, la voz penetró,

mi cuerpo, con tanta felicidad.

Y no había ahí nada

sino el agua, el cielo y el pasto.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos