23 de octubre 2016

Fragmento de John Main OSB. ESSENTIAL WRITINGS, ed. Laurence Freeman (Marynoll, NY: Orbis, 2002), pág. 109


El propósito de repetir el mantra es que se convierte en el foco de atención. No estamos pensando en algo ni estamos persiguiendo descubrir algún conocimiento mientras decimos el mantra. Deja que todos se desvanezcan mientras entras en un silencio cada vez más profundo en el cuál el único sonido que hay en tu mente es el mantra. El mantra mismo te enseñará la paciencia que necesitas para repetirlo. También te enseñará la humildad que necesitas. En la meditación no estamos buscando poseer a Dios ni llegar a un profundo conocimiento acerca de Dios. Simplemente estamos tratando de aceptar el regalo de nuestra creación tan plenamente como podamos en este momento y responder tan generosamente como podamos. Para lograr esto aprendemos a estar quietos, a estar en silencio, y a ser verdaderamente humildes.

En el lenguaje cotidiano, la esencia de la meditación es dejar atrás al ego. No estamos tratando de ver lo que está sucediendo con el ego. La visión del ego es limitada por su propio ego-centrismo. El ojo con el que vemos sin límites es el ojo que no se puede ver a sí mismo. La paradoja de la meditación es que una vez que renunciamos a tratar de ver y poseer, entonces vemos todo, y todas las cosas son nuestras.

 

Después de la meditación, un fragmento de “October”, Mary Oliver, NEW AND SELECTED POEMS (Boston: Beacon Press, 1992), pág. 62

Algunas veces a finales del verano no toco cosa alguna, ni

las flores, ni las zarzamoras,

rebosando de gruesas;

No beberé del estanque;

no nombraré a los pájaros o los árboles;

no susurraré mi propio nombre.

Una mañana

la zorra vino bajando la colina, brillando y llena de confianza

y no me vio- y pensé:

Así es el mundo.

No estoy en él.

Es hermoso.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos