11 de diciembre 2016

Fragmento de Laurence Freeman OSB, “Forgiveness and Compassion”, en ASPECTS OF LOVE (London: Medio Media/Arthur James, 1997) págs. 72-73


Para aprender a amar a aquellos más cercanos a nosotros tenemos que retirar nuestras proyecciones positivas, y la forma en la que idealizamos a la gente que amamos en forma irreal. Y al aprender a amar a nuestros enemigos, tenemos que aprender a retirar nuestras proyecciones negativas, la forma en que “echamos “sobre otros nuestro propio enojo, nuestro dolor, nuestras heridas, nuestras faltas. Probablemente todos podemos señalar momentos en nuestra vida en la que hemos criticado a otros por los mismos defectos que tenemos nosotros pero que no reconocemos o aceptamos.

Aprender a perdonar requiere este difícil y con frecuencia complejo proceso de dejar nuestras proyecciones en otros. No hay nada más fácil o que nos dé más placer que culpar a los otros por las cosas que están mal en nuestra vida. Este es el principio de las persecuciones racistas, genocidios y holocaustos. Este es el principio de las cacerías de brujas y de todo tipo de chivos expiatorios personales y colectivos. Verdaderamente esta es una de las partes más terribles de la naturaleza humana. Pasa una y otra vez a través de la historia y en nuestras vidas personales. Es la parte más oscura de la naturaleza humana.

Pero la oración profunda nos permite perdonar, nos enseña a amar. Aprendemos que el único camino es el camino del perdón. De hecho, Jesús hace de esto el eje central de sus enseñanzas morales. Esto es lo que nos dice que debemos hacer: ámense los unos a los otros. Y esto específicamente incluye amar a nuestros enemigos.

La única forma en que podemos manejar la complejidad de las relaciones humanas es la simplicidad del amor.

 

Después de la meditación: un fragmento de “We Made for These Times” por Clarissa Pinkola Estes, 12.4.16 en THE HEART OF THE MATTER, Blog por Mitch Ditkoff en www.ideachampions.com

Una de las acciones más tranquilizantes y poderosas que puedes hacer para intervenir en este mundo tormentoso es el ponerte de pie y enseñar tu alma. El alma en cubierta brilla como el oro en los tiempos de oscuridad. La luz del alma avienta chispas, emana un resplandor, construye señales de fuego, causa que temas apropiados se incendien. El exhibir la linterna del alma en tiempos sombríos como los actuales - ser intenso y ser misericordioso hacia los demás; ambos son actos de un inmenso valor y gran necesidad.

Las almas en dificultades toman la luz de otras almas que están plenamente encendidas y están dispuestas a mostrarlo. Si tú quisieras ayudar a calmar a las multitudes, esta sería una de las formas más poderosas para hacerlo.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos