1 de enero 2017

De John Main OSB, “Preparing for Birth”, THE PRESENT CHRIST (New York: Crossroad, 1991), págs. 39-40


Uno de los temores que encuentro con más frecuencia en las personas que empiezan a meditar como un peregrinaje diario, es que el viaje hacia el interior de su corazón, a este espacio infinito, pueda llevarlos al aislamiento, lejos de la comodidad y familiaridad de lo conocido hacia lo desconocido. Es un temor inicial entendible: dejar atrás lo superficial es con frecuencia lo que queremos decir cuando decimos dejar atrás lo familiar, y esto puede crear un sentido de vacío conforme nos vamos exponiendo a una mayor profundidad y una realidad más substancial.   

Es en este momento, cuando nos encontramos con un horizonte amplio y desconocido que necesitamos el poder de la comunidad con otros. Nuestra apertura a los demás expande nuestra sensibilidad a sus necesidades. Y como el mantra nos guía cada vez más lejos del ego-centrismo nos volvemos un poco más generosos hacia los otros y a cambio recibimos su apoyo. Ciertamente, nuestro amor hacia los demás es la forma verdaderamente Cristiana de medir nuestro progreso en el peregrinaje de la oración.

El compromiso que este viaje requiere de nosotros… requiere fe, y tal vez cierta osadía de nuestra parte para iniciar. Sin embargo, una vez que empezamos, es la naturaleza de Dios, la naturaleza del amor la que nos arrastra, enseñándonos a través de la experiencia que nuestro compromiso es con la realidad, que nuestra disciplina es el trampolín hacia la libertad. El temor de que el viaje es “hacia fuera” en lugar de “hacia algo” es desmentido solamente por la experiencia. Este es un viaje en donde solo la experiencia cuenta. Las palabras y los escritos de otros solo dan un poco de luz a la realidad totalmente actual, totalmente presente, totalmente personal que vive en tu corazón y en mi corazón. Milagrosamente podemos entrar a esta experiencia juntos y descubrir comunión justo en donde la comunicación parecía romperse.

Y el viaje hacia nuestro corazón es el viaje hacia todos los corazones.

 

Después de la Meditación: “Santos: New Mexico” por May Sarton en COLLECTED POEMS: 1990-1993 (New York: Open Road, 2014), Kindle Edtition.

Santos: Nuevo México

Regreso a lo más humano, nada menos nutrirá

al espíritu roto, al corazón desorientado.

la mente enojada: y de la última coerción,

traspasada por el aliento de la angustia, habla de amor.

 

Retorno, retorno a las fuentes profundas, nada menos

les enseñará a las manos rígidas una nueva forma de servir.

Tallar en nuestras vidas las formas de ternura

y aun ese antiguo dolor necesario preservar.

 

Nos hemos movido muy lejos de estos, todos los que miran

la figura pintada de madera, quieta y evocadora

Leyéndola con curiosidad como una leyenda en un libro---

pero es el Hombre sobre la cruz. Es el Santo vivo.

 

Para todos aquellos que respiraron su fe de la madera

no era una imagen, sino la fuente viva.

El salvador de su propia humanidad por la sangre

que fluye terriblemente como un río en su curso.

 

No temieron la extrañeza, aun mientras la contemplaban

Mantienen de esta muerte su propia vida preciosa.

Miraron hasta que sus manos y corazones ardían

Y la realidad del dolor cortaba como un cuchillo.

 

Debemos bajar a los calabozos del corazón,

a los lugares oscuros en donde la mente moderna aprisiona

todo aquello que no está definido y pensado aparte.

Debemos dejar salir todas las visiones creativas.

 

Retorno a lo más humano, nada menos

enseñará al espíritu enojado, el corazón desorientado,

la mente desgarrada, a aceptar toda su coerción

y traspasado con angustia, un último acto de amor.

 

Selección Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos