26 de marzo 2017

De John Main OSB, “The Christian Crisis”, THE PRESENT CHRIST (New York: Crossroad, 1991), págs. 74-76


Para volvernos espirituales debemos dejar atrás nuestro ser religioso oficial- esto es, dejar atrás el Fariseo que habita dentro de nosotros- porque, como Jesús nos ha dicho, tenemos que dejar atrás todo nuestro ser. Todas nuestras imágenes que salen de nuestro febril y calculador cerebro del ego, deben ser rechazadas y trascendidas si es que vamos a ser uno con nuestro ser, con Dios, con los otros- esto es, si nos vamos a volver verdaderamente reales, verdaderamente humildes, verdaderamente humanos.

Así mismo, las imágenes de Dios también deben desaparecer. No debemos ser adoradores de ídolos. Curiosamente, nos damos cuenta que estas desaparecen conforme nuestras imágenes de nosotros desaparecen, lo que sugiere que… lo que siempre hemos sospechado, que nuestras imágenes de Dios en realidad son imágenes de nosotros. En este proceso maravilloso por el cual salimos a la plena luz de la Realidad, de dejar que caigan las ilusiones, emerge un gran silencio del centro de nuestro ser. Nos sentimos envueltos totalmente por el eterno silencio de Dios. Ya no estamos hablando a Dios o peor aún, hablando con nosotros. Estamos aprendiendo a ser- estar con Dios, estar en Dios. (…)

En nuestro viaje espiritual se necesita más energía para estar quietos que para correr. La mayoría de la gente pasa tanta cantidad de sus horas de vigilia corriendo de una cosa a la otra, que tienen miedo de estar quietos y en silencio. Un cierto tipo de pánico existencial nos abruma cuando enfrentamos por primera vez la quietud… Sin duda es más fácil aprender esto en una sociedad estable y balanceada. En un mundo turbulento y confuso hay tantas más voces engañosas, tantas cosas que buscan nuestra atención. Pero si podemos encontrar el valor para enfrentar el silencio, entramos a una paz que está más allá de nuestra comprensión.

 

Después de la meditación: Charles Bukowski “about competition”, Sitting Through the Madness for the Word, the Line, The Way (New York: HarperCollins, 2003), pág. 75

 

Acerca de la competencia

Mientras más alto subes

mayor es la presión.

 

Aquellos que se las arreglan

para durar

aprenden

que la distancia

entre la

cima y el

fondo

es

obscenamente

grande.

 

Y aquellos quienes

tienen éxito

saben

este secreto:

que no hay

uno.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos