30 de abril 2017

De John Main OSB, “The Way of Trust”, The Hunger for Depth and Meaning: Learning to Meditate with John Main, ed. Peter Ng (Singapore: Medio Media, 2007), págs. 179-181


El otro día estaba leyendo sobre el Dios Hindú Shiva, quien estaba sentado con su esposa viendo hacia abajo al mundo y ella le dijo, “¿Por qué no vas y le otorgas la salvación a algunos de tus devotos? Shiva dijo, “Muy Bien.” Así que bajaron a una ciudad y se sentaron en un mercado. Se corrió la noticia de que el gran profeta estaba ahí. Y entonces los hombres santos del pueblo fueron al mercado. El primero se acercó a Shiva y le dijo, “Medito ocho horas al día. En el invierno, medito dos horas en agua fría. En el verano, dos horas en agua caliente. ¿Cuándo obtendré la salvación?” Shiva lo vio y le dijo, “Tres encarnaciones más.” El hombre regresa con sus amigos moviendo la cabeza, “¡Tres más. ¡Tres más!” Y así continua.

Finalmente, un hombre pequeño viene y le dice, “Me temo que no hago mucho, pero trato de amar a todo el mundo a mi alrededor y trato de amar la creación. ¿Puedo obtener la salvación? Shiva se rasca la cabeza y el hombrecito se pone nervioso. Shiva lo ve y dice, “Bien, mil encarnaciones,” a lo que el hombrecito responde brincando de alegría y empieza a gritar a todos, “¡La voy a obtener! ¡Solo mil!” Y en ese momento el hombre entra en llamas al igual que Shiva y su esposa, y los tres se vuelven un solo fuego y se van. La esposa de Shiva le pregunta, “¿Cómo es que ese hombrecito obtuvo la salvación inmediatamente? ¡Tú le dijiste que necesitaba mil encarnaciones!” Shiva le respondió, “Si, pero su generosidad anuló mi resolución. Así que obtuvo la salvación inmediatamente.”

Inmediatamente después, tomé el evangelio de San Lucas: “Dos hombres fueron al templo a orar, un Fariseo y un cobrador de impuestos. El Fariseo se paró y dijo: “Te doy gracias Señor porque no soy como otros hombres, avaricioso, deshonesto, adúltero o tampoco como este cobrador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana. Pago diezmo en todo lo que recibo.” El otro mantenía su distancia y ni siquiera se atrevía a levantar su mirada al cielo, sino que se daba golpes de pecho diciendo, “Señor ten misericordia de mí que soy un pecador.” (Lucas 18: 10-14)

La meditación es el camino que seguimos para encomendarnos totalmente al misterio de nuestra propia existencia. El estar meditando es estar en el estado de aceptación de lo que es, de entrega de todo nuestro ser a Dios. En la meditación, nos ponemos en la línea, ofreciéndonos, abandonando todo lo que somos. Simplemente decimos nuestra palabra.

La meditación es la entrada a la cercanía de Dios, a quien encontramos en nuestros propios corazones. Dios responde al anhelo de nuestros corazones con la sencilla respuesta del amor. Este amor es nuestra esperanza, nuestra firme confianza que, sin importar las dificultades, cualesquiera que sean los retos, podemos responder con los recursos que nos han sido dados. Dios hace todo esto dentro de nosotros en silencio, si solo permitimos que el misterio nos envuelva. La cualidad que se requiere para este trabajo es sencillamente la aceptación de lo que es: confianza.

 

Después de la meditación, Franz Wright, “Did This Ever Happen to You” en GOD´S SILENCIE: Poems by Franz Wright (New York: Knoph, 2008)

Una nube del color del mármol
envolvió al sol y se paró,
una delgada ardilla cojeaba hacia mí
como cruza el parque
y se quedó congelada, la última
o la penúltima
hoja del otoño cayó y tocó
la tierra, con una claridad asombrosa
escuché la voz de mi madre
pronunciar mi nombre. Y en ese instante pasé 
más allá del terror y la tristeza, Y fui llevado 
hacia la obscuridad
sin imágenes
brillante obscuridad
de donde vine y estoy. Nadie
es más fuerte que el perdón. 

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos