20 de agosto 2017

                                                Photo credit: marco monetti via Visualhunt.com / CC BY-ND

De Laurence Freeman OSB, “Depth”, LIGHT WITHIN (New York: Crossroad, 1986), págs. 105-107.


Debido a que es muy demandante, la paz puede parecer más aterradora que la violencia- la violencia que nos hacemos a nosotros o que es hecha a otros. La paz profunda voltea de cabeza nuestro mundo. Tenemos que encontrar un balance muy delicado en la vida, la delicada frecuencia del Espíritu, para encontrar la sencillez y la sutileza para responder al dinamismo de Cristo. Entrar a esa profundidad, abrirse a esa profundidad significa volverse vulnerable y mantenerse vulnerable, no solo en oración sino en cada parte de la vida.

El amor crea vulnerabilidad, la vulnerabilidad de la compasión o el compromiso incondicional. Con madurez, también tenemos que aprender a ser fuertes porque ser vulnerables significará que seremos lastimados y también debemos aprender a no permitir ser lastimados para no volver a cerrarnos otra vez. El balance entre vulnerabilidad y fuerza es parte de una amalgama única intelectual, psicológica, y espiritual que es el ser humano. Cada cual comienza desde un tipo de desbalance diferente, sin embargo todos somos llamados al mismo balance y centralidad, al mismo arraigo en uno quien fue herido, pero fue resistente en la transcendencia de perdón.

 

Después de la meditación, un fragmento del Rabino Arthur Waskov, “The Sukkah of Shalom,” The Nation, 20 de septiembre de 2004, pág. 24

En 2001, poco después de los ataques del 11 de septiembre, la comunidad judía celebró el festival de la cosecha de Sukkot. Muchos lo celebraron construyendo un sukkah—una frágil choza con un techo de hojarasca, la más vulnerable de las casas. Vulnerable en tiempo, ya que solo dura una semana al año. Vulnerable en espacio, ya que su techo debe ser no solo de hojarasca sino también debe tener aberturas para poder ver las estrellas, la lluvia y las ráfagas de viento.

En nuestras oraciones nocturnas en todo el año, como nos vamos preparando para acostarnos en un sueño vulnerable, le pedimos a Dios. “Esparce entre nosotros Tu sukkah de Shalom—de paz y seguridad.”

¿Porqué la oración pide el sukkah de Shalom, en lugar de pedir un templo o una fortaleza o el palacio de Shalom, el cual seguramente sería mucho más seguro y mejor asegurado? Precisamente porque el sukkah es tan vulnerable.

Durante la mayor parte de nuestra vida buscamos conseguir la paz y la seguridad construyendo con acero, concreto y dureza

Pirámides

Refugio antiaéreo

Pentágonos

Centros Mundiales de Comercio

Pero el sukkah nos recuerda: en realidad todos somos vulnerables. Si como cantó el profeta Dylan, “Una lluvia fuerte va a caer”, esta va a caer sobre todos nosotros. Y en el evento del 11 de septiembre una antigua verdad se reveló. Todos vivimos en sukkah. Aún los océanos más bravos, los edificios más magníficos, las hojas de los balances más ricos, las armas más poderosas no nos protegen.

Solo hay paredes ralas y techos agujerados entre nosotros. El planeta es de hecho una red de vida entretejida. El mandamiento de amor al prójimo como a mí mismo no es una amonestación a ser bueno: es una aseveración de verdad, como la ley de la gravedad. Como sea y de cualquier manera que ame a mí prójimo, eso se convertirá en la forma en que me ame a mí mismo. Si depósito desprecio en mi prójimo, odio va a regresar a verterse sobre mí. Solo en un mundo en el que todas las comunidades se sienten vulnerables, y por lo tanto conectadas a todas las demás comunidades, se puede prevenir actos tales como asesinatos masivos y odio. (…)

La elección que enfrentamos es más amplia que la política, y más profunda que la caridad.  Es si decidimos ver al mundo fundamentalmente como propiedad, definido por muros y bardas que debemos construir cada vez más altas, más anchas, más duras; o si está hecho principalmente de un tejido abierto de compasión y conexión, un sukkah abierto a otro sukkah abierto… La esperanza viene de levantar esta sencilla verdad para ser más visible. Debemos esparcir sobre todas las personas el sukkah de Shalom.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos