8 de octubre 2017

                                                         Photo via Visual Hunt

Un fragmento de Laurence Freeman OSB, “The Necessity of Solitude” en THE SELFLESS SELF (Londres: DLT, 1989), págs. 156-157


La experiencia de la soledad, hacia la cual nos guía la meditación si tenemos el valor de la sencillez, no es un escape. Es un encuentro. El gran misterio que se desdobla… es que este encuentro ocurre a un nivel del ser en donde pensábamos que no había nadie a quien conocer. Un nivel que hemos evitado porque no queríamos encontrarnos y darnos a enfrentar el miedo de que estamos básicamente solos, ahí encontramos todo lo que hemos estado buscando. Una vez que hemos hecho todo para distraernos de nosotros mismos porque hemos estado temerosos de descubrir lo eterno, la fría soledad del ser. Sin embargo, la meditación revela el miedo como la mayor tontería, porque en ese nivel de nuestro ser donde pensábamos que no había nadie a quien conocer, hemos conocido a Cristo. (…)

La meditación muestra su efectividad en la forma en que establecemos relaciones. Nos lleva a una conciencia más profunda y aguda de su verdadera naturaleza. La verdadera naturaleza del ser humano no es, como temíamos, una de una partícula de polvo cósmico aislada, una mónada solitaria, sino una de seres que se encuentran en comunión. (…) Sin el amor humano cualquier cosa que sea a la que llamemos amor de Dios, es una farsa y una simulación.

 

Después de la meditación: un fragmento de “Traditional Irish Blessing” en EARTH PRAYERS: 365 Prayers, Poems and Invocation from Around the World, ed. por Elizabeth Roberts and Elias Amidon (New York: HarperCollins, 1991), pág. 204

Que la bendición de la luz esté sobre ti, luz afuera y luz adentro. Que la bendita luz del sol brille sobre ti y caliente tu corazón hasta que brille como una gran fogata, para que el extraño pueda venir y calentarse con ella, y también un amigo.

Y que rayos de luz brillante salgan de tus ojos, como una vela puesta en las dos ventanas de una casa, invitando a todos los errantes a que se vengan a protegerse de la tormenta…

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos